El clima de toda la comarca es muy adecuado para la maduración de la uva, con temperaturas frías en invierno y cálidas en verano. Los suelos son muy pobres, calizos con abundancia de cantos rodados y de muy bajo rendimiento.
Recogemos la uva de noche para que llegue fría y la elaboramos con el tradicional método de sangrado tan clásico de Navarra. Obtenemos una pequeña cantidad de un potente y colorido mosto que llamamos lágrima. Una vez fermentado en frío, obtenemos un rosado muy aromático, afrutado y de gran suavidad, con un final casi dulce y muy sabroso.
Color intenso, maravilloso aroma a fruta madura y muy refrescante al paladar.