La uva procede de viñedos propios, situados en Larraga y Oteiza. La región es conocida por sus temperaturas suaves y lluvias moderadas, ideales para la maduración lenta de la uva. Estos viñedos son fincas de secano que producen uvas con más fuerza aromática.
La uva se cosecha a máquina y se deja en maceración fermentativa a una temperatura de 10ºC para favorecer la extracción de los compuestos aromáticos. Después se inicia el proceso de fermentación alcohólica, cuando también se inoculan bacterias lácticas seleccionadas para iniciar la fermentación maloláctica al mismo tiempo (co-inoculación). Esta nueva técnica es muy positiva, debido al potencial aromático final que aporta una gran cantidad de frutos rojos que conservan un alto índice de color estable. Este proceso produce un vino más suave, disponible inmediatamente después de la vendimia, potenciando así la frescura absoluta de este vino.
Este vino tiene una capa cromática media, con intensos tonos púrpuras, procedentes de la cuidadosa técnica de elaboración. Su nariz se caracteriza por la intensidad de las notas maduras y dulces de la fruta roja, destacando la fresa y la cereza. En el paladar, se trata de un vino de sabor suave y dulce, que poco a poco llena la boca, dando lugar a un marcado retrogusto frutal. Este vino puede caracterizarse por ser suave y fácil de consumir.