Las uvas proceden de viñedos propios situados en la zona media de Navarra, caracterizada por tener temperaturas con contrastes entre la noche y el día y lluvias muy moderadas, lo que favorece la maduración fenólica de las uvas.
Estas uvas han sido recogidas por la noche, con el fin de evitar al máximo todo tipo de oxidaciones. Se tratan debidamente para que no se produzcan maceraciones no deseadas y en cuestión de horas se sangra por gravedad para obtener el mosto lágrima de mejor calidad. El mosto se limpia por flotación. La fermentación a muy baja temperatura permite extraer todo lo bueno que aporta la lía fina, de ahí su volumen en boca. Todas estas técnicas enológicas dan lugar a la intensidad aromática de este vino, su volumen en boca y la longevidad en el tiempo.
Prevalece la fruta sobre el carácter varietal, el cual está más marcado en boca, resultando un vino redondo, suave y estructurado.
A la vista tenemos un vino muy brillante con el color rojo típico de la denominación. En nariz destaca por su intensidad aromática revelando aromas a frutos rojos muy maduros destacando la fresa y la cereza. Todo ello le aporta cierta complejidad, que unida a la persistencia en el retrogusto resulta muy agradable e invita a beber.